martes, 27 de mayo de 2014

La madre más orgullosa del mundo

Capitán, así lo encontraron. Gracias infinitas a las profesoras, el Seprona y La Huella Roja

Hace unos días un grupo de menores torturó al burrito Capitán en Almería. No contentos con la masacre, quedaron para rematarlo. Gracias a la intervención de profesoras, Seprona y animalistas de La Huella Roja, Capitán está vivo para contarlo.
Su imagen me golpeó en el FB. Su cuerpo inerte marrón barro tirado no esperando ya nada más que la muerte. Para qué vivir, cuánto dolor y cuántos golpes. ¿Por qué?
No me di cuenta de la presencia de mi hijo, de 29 meses, hasta que lo oí. "Está tiste". "Sí, unos niños malos le han hecho daño", intenté explicarle lo inexplicable. "No, niños malos no, ta bien e burito", repetía una y otra vez, incapaz de comprender que un niño, como él, como su hermano, pudiese golpear así a un animal. Para él son sus mejores amigos, le encantan, son todos buenos, con ellos comparte juguetes y comida, lametazos y caricias. Lo tranquilicé. "Capitán está bien, ya está contento, lo están cuidando".
Esa noche se despertó llorando. Una pesadilla. Como la que había padecido Capitán. A la mañana siguiente, lo primero que hizo fue preguntar por él, quería verlo. Por suerte, estaba mejor, ya daba unos vacilantes pasitos y mordisqueaba una zanahoria. "Niños malos pegan burito", me dijo triste. "Sí, pero ya está bien, ya está con gente buena que lo cuida. Mira, le gustan las zanahorias". "A mí tamién", exclamó. "Pues cuando lo veas os podéis comer juntos una zanahoria". "Y jugá a coches". "Sí, hijo, jugar a coches".

Capitán, recuperándose comiendo zanahorias

Me conmueve su inocencia y me enorgullece la relación que tiene con los animales, cómo los respeta y los quiere.
¿Qué siente la madre de un niño capaz de torturar hasta la muerte? No, no solo es un burro. Es que su hijo se ha cruzado con un ser indefenso y le ha parecido divertido apalearlo y violarlo y, en frío, volver para matarlo. El problema no es el burro, mañana cualquiera de nosotros, es que su hijo es un maltratador. ¿Mañana serán acaso los hijos de su hijo los que estén en el lugar de Capitán? ¿Quizás ella misma? No, no es un juego de niños. Hay que tomar medidas contra la violencia. Contra toda. Madre, aún estás a tiempo. Ojalá algún día puedas sentir el mismo orgullo que yo cuando tu hijo demuestre amor del puro, de ese que no entiende de especies.
Capitán, te abrazamos grande, amigo.

Mi hijo, saludando a una burrita

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